Home > Todos mis amigos(3)

Todos mis amigos(3)
Author: Susana Rubio

   Pero lo de su jefe no me lo esperaba y me vi otra vez con dieciocho años y sufriendo por una tía. No, no merecía la pena pasar por aquello de nuevo. Prefería ser el soltero de oro y el tío guay de los hijos de mis amigos.

   —¡Hola, Martín!

   Me volví para encontrarme con Silvia, una vecina nueva del edificio donde vivo.

   —¿Qué tal, gatita?

   Iba disfrazada de gata y me ronroneó en el cuello. Nos reímos y seguidamente buscó mis labios con descaro. No me apetecía liarme con ella, ni con ella ni con nadie, pero dejé que me diera un beso superficial.

   —¿Ocupado? —me preguntó, al notar mis pocas ganas.

   —Más bien cansado —le dije sonriendo.

   La culpa era mía, eso estaba claro. El día de mi cumpleaños la había besado para joder a Edith. En ese momento me miraba y quise devolvérsela. Silvia me había mandado varias señales durante la noche de mi fiesta y me lancé a besarla para fastidiar a Edith. No era un gesto demasiado maduro, lo sabía, pero no quería hablar con ella y escuchar sus absurdas excusas. Daniela me había reprochado esa actitud, aunque yo prefería atacar a que me hicieran daño de nuevo.

   Y Edith podía hacerme sufrir mucho.

   Por suerte tenía buenos amigos que lograban que me distrajera de tanto pensamiento negativo.

   —¡Enzo, un chupito!

   —¡O dos si son pequeños!

   Nos reímos mientras nos abrazamos yendo hacia la barra.

 

 

3

 

Sábado, Enzo en el Mistic

   Empezaba a notar el efecto de tanto chupito, pero me lo estaba pasando bien con Martín, así que acepté su invitación entre risas.

   Brindamos una vez más: ¡por nosotros!

   En ese momento Martín hizo un gesto raro con la cara y me extrañó. ¿Le dolía algo? Siempre me salía mi vena de doctor.

   —Te noto inquieto —le comenté a Martín en un tono sereno.

   —No sé, tío. Creo que voy a ir al médico.

   —¿Y eso?

   Me miró arrugando la frente.

   —Me escuece cuando meo.

   —Joder... Eso es desagradable, por no decir otra cosa.

   —Y que lo digas, tío. Y voy más veces al baño de lo normal.

   Lo miré unos segundos analizando aquella información.

   —¿Desde cuándo?

   —Hace unas tres o cuatro semanas, más o menos. Pensé que era algo pasajero y, al contrario, esto va a más.

   —Pues deberías ir al urólogo...

   —Lo sé, lo sé. Además, lo hice con una chica... sin preservativo.

   Resoplé y abrí los ojos indicándole que aquello sí podía ser una gran cagada. ¿Hoy en día sin preservativo? Era casi pecado. Porque si dejabas a una chica embarazada era un marrón, pero tenía solución. Lo jodido era pillar una enfermedad de transmisión sexual grave.

   —He mirado por internet y podría ser gonorrea —comentó en un tono más bajo.

   —Pues por lo que dices sí podría ser; lo suyo es que vayas al médico, que te hagan los análisis pertinentes y te digan qué es.

   —Entonces, podría ser eso, ¿verdad?

   —Sí, podría ser, por los síntomas —afirmé, aunque también podría ser una simple infección de orina, algo relacionado con la próstata o cálculos renales—. Pero deberías ir al urólogo inmediatamente.

   —Joder, yo que siempre ando con el preservativo... Manda huevos.

   —Pues si conoces a la chica deberías decírselo, más que nada para que no ande por ahí pasando enfermedades a los demás.

   —Sí, lo sé, es que solo me dan ganas de mandarla a la mierda.

   —Lo imagino...

   La gonorrea tenía un tratamiento sencillo con antibióticos si se cogía a tiempo, pero era necesario que la otra parte también solucionara el problema.

   Entendía que Martín estuviera cabreado por aquel fallo técnico. Yo siempre usaba protección porque era algo casi mecánico, aunque con Noa... con Noa me planteé hacerlo a pelo. Dios... solo de pensarlo me empalmaba.

   Su vestido subido, sus braguitas a un lado, mis dedos acariciando su piel suave y mi sexo entrando despacio en su cuerpo...

   Mejor dejaba de pensar en ella o acabaría con un buen dolor de testículos, y con Noa no sería la primera vez.

   La busqué con la mirada y nuestros ojos se encontraron una vez más. Ambos volvíamos la cabeza casi al mismo tiempo, como si no quisiéramos saber nada el uno del otro, pero la realidad era que nos buscábamos. Ella no sé por qué; yo porque seguía colgado por ella, era evidente. Y era algo que procuraba esconder, aunque se me notaba a leguas.

   Retiró la mirada y me fijé en Edith, que me miraba con esa sonrisita que indicaba que me había pillado. Sí, vale, sus tres amigas sabían de sobra que Noa me seguía gustando.

 

 

4

 

Sábado, Edith en el Mistic

   —¿Salimos un rato? —preguntó Penélope señalando la terraza de la discoteca.

   —Yo paso de fumar —comentó Luna.

   —Así nos da un poco el aire —le dije a Luna observando los ojos de Pe.

   Estaba casi segura de que nos quería decir algo. ¿Sería algo sobre su bombero? Esperaba que no nos viniera con una noticia bomba en plan me caso o espero un hijo, porque Penélope había puesto la sexta marcha con Hugo.

   Salimos las cuatro bailoteando y aspiramos el aire fresco de marzo. La terraza estaba semicubierta, pero aun así hacía un poco de rasca.

   —Joder, qué frío —comentó Luna abrazándose a sí misma.

   —Un poco sí, ¿ocurre algo, Pe? —le pregunté directamente.

   —No, es que ahí dentro es complicado hablar. Solo quería comentaros que Hugo me ha dicho hace un rato que Martín buscó como un desesperado entradas para la fiesta de hoy.

   —¿Y? —pregunté sin mostrar demasiado interés.

Hot Books
» House of Earth and Blood (Crescent City #1)
» A Kingdom of Flesh and Fire
» From Blood and Ash (Blood And Ash #1)
» A Million Kisses in Your Lifetime
» Deviant King (Royal Elite #1)
» Den of Vipers
» House of Sky and Breath (Crescent City #2)
» The Queen of Nothing (The Folk of the Air #
» Sweet Temptation
» The Sweetest Oblivion (Made #1)
» Chasing Cassandra (The Ravenels #6)
» Wreck & Ruin
» Steel Princess (Royal Elite #2)
» Twisted Hate (Twisted #3)
» The Play (Briar U Book 3)