Home > Todos mis amigos(6)

Todos mis amigos(6)
Author: Susana Rubio

   —Ahora vengo —le dije a Penélope y me fui tras Erika.

   La seguí con cierto esfuerzo porque la discoteca estaba en aquel momento hasta los topes. Imaginé que iba hacia los baños y aceleré el paso hasta llegar allí. La encontré mojándose la cara.

   —Erika, hola.

   Me miró sorprendida y suspiró.

   —Luna...

   —¿Te pasa algo?

   Me miró fijamente y apretó los labios antes de hablar.

   —Joder, Luna, acabo de librarme de cuatro tíos que querían... querían que me fuera con ellos.

   —¿Có-cómo?

   Erika se apoyó en la pared y volvió a resoplar mientras cerraba los ojos.

   —Mi amiga y yo los hemos conocido hace un par de horas. Uno de ellos y yo hemos empezado a tontear. Mi amiga al final se ha ido y yo he salido fuera con Guillermo. Sus amigos nos han seguido sin que yo me diera cuenta y me han rodeado. Al principio pensaba que estaban haciendo el tonto, pero uno de ellos me ha metido mano y entonces me he asustado.

   Erika paró un segundo y yo aproveché para acariciarle el brazo.

   —¿Y qué ha pasado?

   —Les he dicho que no quería usar mis técnicas de defensa personal con ellos y se han reído a carcajada limpia mientras me increpaban a irme con ellos un rato para pasármelo bien. Han dicho guarradas varias, ya puedes imaginártelo.

   —Joder...

   —Entonces otro de esos tíos ha intentado abrazarme por la espalda y le he clavado el codo en el estómago, con lo que he conseguido que cayera de espaldas y se diera un golpe en la cabeza con el coche. El coche era de Guillermo y ha empezado a gritar porque la chapa se ha abollado un poco. He visto que le salía sangre de la frente y he aprovechado ese momento para irme corriendo de allí. Uno de ellos ha preguntado si me seguía y otro le ha respondido que no valía la pena.

   —Madre mía, Erika, esto es muy grave. Deberías ir a la policía.

   —¿Para qué?

   —Pues yo qué sé, ¿para qué están, si no? Esos tíos querían... querían violarte o algo por el estilo. Y no pueden irse a casa de rositas.

   —No sé si quiero meterme en todo ese lío...

   La entendí a la perfección, porque no era plato de buen gusto para nadie y menos cuando en algunas ocasiones incluso las mujeres nos sentíamos juzgadas. ¿Por qué te vas con un desconocido? ¿Por qué sales sola con ese chico? ¿Por qué llevas esa ropa? Para mí la gran pregunta era... ¿de dónde habían salido esos energúmenos?

   —Bueno, haremos una cosa. Buscamos a Sergio, se lo explicamos todo y escucha lo que él tenga que decirte. ¿Te parece?

   Sabía que para Erika su primo era como un semidiós y que confiaba ciegamente en él.

   Asintió con un gesto rápido y salimos de allí en busca de Sergio. Lo encontramos charlando con Víctor y sus amigos.

   —¡Rubia! —Víctor me saludó con efusividad y a continuación Andrea nos besó con entusiasmo.

   —¿Todo bien? —me preguntó Sergio enseguida al observar mi mirada.

   —Yo sí, es Erika...

   —¿Erika?

   Sergio se acercó a su prima y ella le pidió que saliéramos fuera. Una vez en la terraza le explicó qué había ocurrido con aquellos chicos. Sergio frunció el ceño desde el primer segundo y cuando Erika terminó el relato soltó unos cuantos improperios.

   —Sergio, ¿no deberíamos ir a la poli? —le pregunté cortando sus insultos hacia aquellos idiotas.

   —Sí, sí. ¿Estás bien, Erika?

   La miró preocupado.

   —Sí, solo un poco asustada, pero no sé si quiero ir a la policía.

   —¿Por qué?

   —¿Servirá de algo?

   —Servirá para que tú sientas que haces lo correcto, para que los pillen y para que reciban su castigo merecido. No puedes dejar que esto quede en nada. Podrían haberte hecho daño, Erika.

   —Lo sé, lo sé. Si fui a clases de defensa personal por cosas así, pero...

   —¿De qué tienes miedo? La verdad está de tu parte.

   —La verdad sí, aunque la gente hablará y dirá que me lo he buscado.

   —¡Y una mierda! —salté, enfadada, porque la realidad era esa.

   —La gente que diga lo que quiera, porque quizá esa gente tiene una hija a la que algún día le pase lo mismo. Esos tíos son unos cabrones y no pueden ir por el mundo como si las chicas fueran de su propiedad. Menudos valientes...

   Sergio volvió a enfurecerse y entrelacé mi mano con la suya para que se relajara. Me miró un segundo para agradecérmelo. Ahora lo importante era Erika y debíamos ayudarla en lo posible. Ambos creíamos que debía denunciarlos sin demora, pero era joven y tenía demasiados miedos e inseguridades. Todo ello gracias a nuestra sociedad, ya que veíamos día a día cómo entraba alguien en prisión y salía al día siguiente, cómo los violadores salían a los pocos años, cómo repetían esas atrocidades y cómo pandas de chicos acosaban a chicas y encima se las cuestionaba a ellas. Eran temas que habíamos charlado muchas veces con mis amigas, sobre todo con Noa, quien siempre acababa diciendo lo mismo: «¿En qué mundo vivimos? Anda queee...».

 

 

6

 

Sábado, Noa en el Mistic

   Después de que Luna nos informara de lo que le había pasado a Edith decidimos entrar en la discoteca porque nos estábamos quedando heladas. Yo cerraba la fila mientras iba pensando en Edith y Martín, pero alguien me cogió del brazo y me detuve para ver quién era.

   —¿Tú por aquí? —Era Alicia y tenía el descaro de dirigirse a mí.

   —¿Y a ti? ¿Ya te han dejado pasar? Creía que estaba prohibido entrar con navajas.

   Alicia soltó una carcajada muy falsa y la miré con asco.

   —¿Me has visto cara de ir a buscar espárragos?

   Menuda imbécil.

   —Sé que fuiste tú.

Hot Books
» House of Earth and Blood (Crescent City #1)
» A Kingdom of Flesh and Fire
» From Blood and Ash (Blood And Ash #1)
» A Million Kisses in Your Lifetime
» Deviant King (Royal Elite #1)
» Den of Vipers
» House of Sky and Breath (Crescent City #2)
» The Queen of Nothing (The Folk of the Air #
» Sweet Temptation
» The Sweetest Oblivion (Made #1)
» Chasing Cassandra (The Ravenels #6)
» Wreck & Ruin
» Steel Princess (Royal Elite #2)
» Twisted Hate (Twisted #3)
» The Play (Briar U Book 3)