Home > Todos mis amigos(8)

Todos mis amigos(8)
Author: Susana Rubio

   —¿Me das la copa? —le pregunté para cambiar de tema.

   —¿Seguirás siendo mi doctora?

   Su tono de niño pequeño me hizo sonreír por dentro. Kaney tenía muchos fallos, pero cuando quería era divertido.

   —Noa...

   Me volví para atender a Penélope.

   —Luna nos ha mandado un mensaje al grupo. Se ha ido y mañana nos explica la razón.

   —Pero ¿está bien?

   —Sí, sí, que no nos preocupemos. Hugo y yo queremos irnos, ¿te vienes?

   —¿Para aguantar la vela?

 

 

7

 

Domingo, Penélope en su piso

   Me desperté temprano a pesar de que nos habíamos ido a dormir tarde. Algo me rondaba por la cabeza y no me dejaba seguir mi vida con normalidad. No me entendía ni me gustaba lo que sentía, pero no podía esconderlo debajo de la alfombra de la entrada como había hecho en el pasado. Las cosas habían cambiado, yo había cambiado y no quería volver a ser aquella Penélope conformista que no luchaba por ser feliz.

   ¿El problema? Hugo.

   —Buenos días, preciosa, ¿despierta?

   Era evidente que lo estaba, porque miraba hacia el techo con los ojos bien abiertos. Asentí a su pregunta con una sonrisa forzada.

   —¿Qué te parece si hoy vamos al zoo? Después comemos en aquella pizzería del otro día y más tarde podemos ir al cine. Creo que hay un par de películas nuevas que nos pueden gustar.

   ¿Seguro?, estuve a punto de preguntarle. Habíamos ido tanto al cine que dudaba que nos quedara nada por ver.

   —O si te apetece podemos ir a comer sushi...

   ¡No! Mi mente gritó, pero no solté ni una palabra porque no sabía por dónde empezar: Hugo, tenemos un problema. Hugo, no quiero hacer mil cosas en un mismo día. Hugo, quiero quedarme en casa y disfrutar simplemente de tu compañía. O Hugo... ¿si no haces todo eso te aburres conmigo? Esa era la temida pregunta que no quería verbalizar. Me horrorizaba pensar que todos esos planes los montaba porque se agobiaba quedándose en el piso con su nueva y aburrida chica.

   Vale, nunca he sido la alegría de la huerta, como Noa o Luna. Aunque tampoco me tenía por un berberecho. Me gustaba salir y hacer planes, todo en su justa medida. Me daba la impresión de que Hugo necesitaba todo aquello mucho más que yo y no sabía bien la razón. Alguna vez me había dicho a mí misma que quizá era por el tema del trabajo a turnos, quizá después de trabajar veinticuatro horas seguidas le era necesario ese exceso de planes.

   Intentaba entenderlo y lo único que lograba era sentirme más lejos de él y me fastidiaba porque Hugo me hacía sentir muchas cosas, entre ellas que yo era su princesa. Pero de cuentos no vive el hombre, en este caso yo. Y no sabía qué paso dar. Tampoco quería hablarlo con mis amigas porque me daba miedo que me plantaran delante la pura realidad: «Mira, Pe, Hugo y tú no estáis hechos el uno para el otro. Eso ocurre cada día».

   —Entonces ¿sushi? —preguntó mientras me abrazaba en la cama.

   —Sí, claro —respondí en un murmullo.

   El lunes me levanté con otro ánimo, Hugo iba a trabajar y yo podría tener mi propio espacio. ¿Quizá me había equivocado yéndome a vivir con él? No, no, yo quería dormir con él, tenerlo a mi lado, darle ese beso de buenos días...

   No me entendía y estaba claro que necesitaba hablar con las chicas. Aquella noche habíamos quedado para cenar un bocata, así que me convencí a mí misma de que hablaría con ellas, aunque me dijeran algo que no me gustara oír.

   Aquel día fui la primera en llegar y Noa se extrañó cuando me vio allí.

   —¡Vaya! Me vas a quitar el bonus que tengo por ser siempre la primera.

   Me reí ante su tono bromista.

   —He venido directamente del curro.

   —No trabajes tanto, que es malo.

   —Oye, qué fuerte lo de la prima de Sergio, ¿no?

   Me refería a lo que nos había explicado Luna por WhatsApp sobre unos chicos que habían intentado abusar de Erika.

   —Pues sí, no te puedes fiar de las personas humanas masculinas.

   Sonreí ante su modo de nombrar a los chicos. Era evidente que Noa tenía su particular visión sobre ellos. De ahí que le costara tanto confiar en el sexo opuesto.

   —Por cierto, ¿quién era ese tío que no dejaba de mirarte? —le pregunté recordando a aquel chico con el que había hablado en más de una ocasión durante la noche del sábado.

   —¿Qué tío?

   —El que iba disfrazado de Zorro. No lo había visto nunca...

   —¡Ah! Ese... pues es...

   —Un paciente tuyo —dije con rotundidad.

   —¿Cómo lo sabes?

   —Me fijé en que te daba su copa y sumé dos más dos. Con lo que eres tú...

   Nos reímos de nuevo y me agradó saber que la conocía bien.

   —Pues sí, es un paciente duro de pelar.

   —¡Bah! Este no sabe con quién ha topado.

   —Eso espero —comentó entre risas.

   —Estoy segura de que podrás con él.

   En ese momento llegaron Edith y Luna al mismo tiempo.

   —¿Habéis pedido? —preguntó Luna mientras nos daba dos besos.

   —No, no —respondí.

   —¿Estabais cotilleando sin nosotras? —dijo en broma—. ¿No te habrás casado en secreto, Pe?

   Ellas tres rieron y yo solo sonreí. Nada más lejos de la realidad.

   —No corras tanto, cariño.

   —Vaya, pensaba que darías saltos de alegría ante mis palabras —añadió Luna observando mis ojos.

   Ellas sabían que yo siempre había querido celebrar una gran boda y que Ricardo, por fortuna, me había ido dando largas sin ningún reparo.

   —Bueno... es un poco pronto, ¿no crees? —le repliqué sintiendo la mirada de las tres puesta en mí.

Hot Books
» House of Earth and Blood (Crescent City #1)
» A Kingdom of Flesh and Fire
» From Blood and Ash (Blood And Ash #1)
» A Million Kisses in Your Lifetime
» Deviant King (Royal Elite #1)
» Den of Vipers
» House of Sky and Breath (Crescent City #2)
» The Queen of Nothing (The Folk of the Air #
» Sweet Temptation
» The Sweetest Oblivion (Made #1)
» Chasing Cassandra (The Ravenels #6)
» Wreck & Ruin
» Steel Princess (Royal Elite #2)
» Twisted Hate (Twisted #3)
» The Play (Briar U Book 3)