Home > Todos mis amigos(9)

Todos mis amigos(9)
Author: Susana Rubio

   —¿Te ocurre algo? —me preguntó Edith directamente.

   —¿Se me nota? —dije en un hilo de voz.

   —Un poco —respondió Luna con cariño.

   —Estoy algo nerviosa con Hugo.

   —¿Nerviosa? —me preguntó Noa.

   —Bueno, nerviosa o molesta o no sé cómo decirlo.

   —¿Por algo en concreto?

   —No, no, tampoco puedo deciros que haya pasado algo en concreto. Es que... es que está todo el día haciendo planes y nos pasamos las horas haciendo cosas...

   Las tres arrugaron la frente al mismo tiempo y casi me da por reír, pero seguí hablando.

   —No hemos salido de la cama a primera hora de la mañana y ya está planeando el día. Al principio me parecía divertido, aunque ahora... ya no tanto. Es como si tuviera que hacer mil cosas al día para pasárselo bien... No sé si me explico.

   —Perfectamente —dijo Noa con seguridad.

   —Creo que la he pifiado. No debería haberle dicho que sí a vivir juntos casi sin pensarlo. Además en ese piso... a veces aún huelo a Ricardo.

   —¿Piensas en... Ricardo? —preguntó Luna, alarmada.

   —No, no es eso... Solo que es... difícil.

   —Ya, ¿demasiados recuerdos? —me preguntó Noa.

   —Sí, creo que es eso...

   —Bueno, Pe, yo creo que son dos cosas distintas —afirmó Edith en un tono de abogada que nos hizo mirarla con admiración—. Por una parte está Hugo, y por otra, el piso.

   Todas asentimos con la cabeza y ella continuó.

   —Pienso que deberías hablar con Hugo porque es imposible que él adivine qué es lo que te gusta o lo que no te gusta. Os conocéis muy poco y si no sois sinceros ahora... mal vamos. Puede que tengas razón en que os habéis precipitado en ir a vivir juntos...

   —¿Lo ves? Lo sabía, sabía que coincidirías conmigo.

   —A ver, Pe, no quiero decirte qué tienes o qué no tienes que hacer, pero tal vez ha ido todo demasiado rápido.

   —Más que demasiado —dije con contundencia—. Me he dejado llevar como una quinceañera.

   —No te culpes, no es el gran error de tu vida, ¿vale? —intervino Noa con rapidez.

   —Sí, lo sé. Tiene arreglo, y ¿cómo le digo esto a Hugo?

   —Con tiento e intentando que entienda que esto no va con él, sino contigo —dijo Edith con rotundidad.

   —No quiero fastidiar lo nuestro —gemí.

   —Seguro que lo entiende, Pe. —Luna me cogió la mano.

   —Hablaré con él —solté con determinación—. De esta semana no pasa.

   —Y lo de Ricardo es normal, no te fustigues por eso —añadió Noa, sonriendo.

   —Creo que acabaré yéndome del piso...

   Aquella idea también iba y venía, pero me resistía a aceptar que lo mejor para mi salud mental sería dejar el piso. Estaba enamorada de ese lugar que había decorado yo misma con mucho cariño durante esos años. Era de alquiler, aunque lo cuidaba como si fuera mío.

   —No sé, sabéis que me encanta el piso, pero no quiero ver fantasmas.

   —Pues no es mala idea, Penélope. Nosotras podemos ayudarte en lo que necesites, ya lo sabes —comentó Noa.

   —Eso mismo, cuenta con todas —dijeron casi al mismo tiempo Luna y Edith.

   Las miré con cariño, no podía tener unas amigas mejores. ¿Que había un problema? A solucionarlo, sin lamentaciones ni melodramas.

   —Pero lo primero que haré será hablar con Hugo —repetí casi más para mí que para ellas.

   ¿Cómo se lo tomaría?

 

 

8

 

Lunes, Hugo en el parque de bomberos

   —Hugo, este fin de semana iremos a cenar con Enzo, ¿te apuntas?

   Martín y Enzo solían salir a menudo juntos y siempre me invitaban a ir con ellos.

   —¿Este fin de semana? Quería ir con Penélope a aquel restaurante que nos gusta tanto.

   —¿Otra vez? Lo vais a aburrir.

   Me quedé mirando un punto fijo frente a mí, sin ver nada en concreto y pensando en las palabras de Martín: «Lo vais a aburrir». ¿Aburrir? No, no, eso era lo último que quería... ¿Y si Pe se aburría? ¿Y si pensaba que siempre hacíamos lo mismo? ¿Y si...? La verdad es que últimamente estaba un poco distraída... ¿Era por mi culpa? ¿Se aburría?

   Joder, qué complicado era vivir con alguien y no caer en la rutina. Yo intentaba hacerlo lo mejor posible pero tal vez no era suficiente. Quizá con Ricardo se lo pasaba mejor. Vale, pensaba gilipolleces porque estaba acojonado. No había dado ese paso jamás, irme a vivir con Pe me había salido del corazón, aunque ahora no las tenía todas conmigo.

   Había salido con chicas y siempre habían sido ellas las que pedían más en la relación. Quien había ido tras Penélope había sido yo y temía que de un momento a otro me dijera que se había equivocado, que quería a Ricardo o que lo nuestro era algo transitorio. Y es que en ocasiones me daba por pensar que yo había forzado su ruptura, aunque la verdad era que no había planeado que las cosas terminaran de esa manera. El día que nos acostamos juntos fue algo tan natural y maravilloso que no tuve la menor duda de que estaba enamorado de ella.

   —¿Hugo?

   —¿Qué, qué?

   —Estás en Babia, tío —comentó Martín, riendo—. Esa chica te trae de cabeza.

   —Mira quién habla, todavía no me has explicado qué ocurrió el sábado.

   —¿Con Edith? Nada, ya sabes que esa historia está terminada.

   —Sí, claro, por eso perdías el culo por acompañarla a casa.

   —Se encontraba mal, joder.

   —Ya, ya...

 

 

9

 

Lunes, Edith en su casa

   Estaba tumbada en la cama mirando el techo blanco y pensando en mi charla con las chicas. Habíamos cenado juntas y no habíamos dejado de hablar de nuestras historias.

Hot Books
» House of Earth and Blood (Crescent City #1)
» A Kingdom of Flesh and Fire
» From Blood and Ash (Blood And Ash #1)
» A Million Kisses in Your Lifetime
» Deviant King (Royal Elite #1)
» Den of Vipers
» House of Sky and Breath (Crescent City #2)
» The Queen of Nothing (The Folk of the Air #
» Sweet Temptation
» The Sweetest Oblivion (Made #1)
» Chasing Cassandra (The Ravenels #6)
» Wreck & Ruin
» Steel Princess (Royal Elite #2)
» Twisted Hate (Twisted #3)
» The Play (Briar U Book 3)