Home > Furyborn . El origen de las dos reinas(12)

Furyborn . El origen de las dos reinas(12)
Author: Claire Legrand

   Pero tres rebeldes esperaban en la entrada sombría del patio: el escolta y los guardianes de Quill. No había tiempo, y el riesgo era demasiado grande para salvar a la familia. Debían moverse enseguida.

   Ella negó con la cabeza.

   «Cógelos», le contestó por señas.

   Harkan respiró con tal fuerza que Eliana pudo oír su tristeza airada.

   Desde abajo, Quill levantó rápidamente la cabeza hacia ellos.

   Eliana saltó del tejado, aterrizó con suavidad y se puso de pie. Durante un breve momento pensó que era una lástima no poder observarse a sí misma luchar. Aunque seguro que desde fuera se vería igual de bien.

   Quill sacó una daga. La madre cayó de rodillas y suplicó clemencia. Él se quitó la capucha. Era un hombre de mediana edad, de rostro rubicundo y ojos inteligentes. Mostraba una serenidad que decía: «No temo la muerte, sino la rendición».

   En cuatro segundos, Eliana ya le había dado una patada en la pierna mala, lo había despojado del cuchillo y lo había golpeado en la parte posterior de la cabeza con la empuñadura. Quill no se levantó de nuevo.

   Oyó que Harkan aterrizaba detrás de ella, y a continuación, los pasos rápidos del resto de los rebeldes, que se apresuraban a entrar en el patio. Juntos acabaron con todos en pocos segundos. Eliana dio la vuelta y lanzó la daga. Esta se clavó en la puerta de madera del patio y logró atrapar al niño mayor por la capa.

   Los otros se quedaron helados y rompieron a llorar.

   Su madre yacía en el suelo con los ojos vidriosos, sobre una cama de pétalos podridos. Una de las dagas de los rebeldes le sobresalía del corazón.

   Eliana la arrancó; ya tenía otra arma para su arsenal.

   Se preguntó por qué la habían matado. ¿Para protegerse acaso? O tal vez para concederle una misericordia que sabían que de otro modo no recibiría.

   —Ve a buscar a la guardia —ordenó Eliana a Harkan mientras registraba a la madre en busca de objetos de valor. Lo único que encontró fue un pequeño ídolo del Emperador, hecho de barro y ramitas, que sin duda la mujer llevaba encima en caso de que una patrulla de adatrox la detuviera para inspeccionarla. Lo tiró al suelo. Los niños sollozaron más fuerte—. Ya me quedo yo con ellos.

   Harkan se paró. Puso esa mirada triste y cansada que a ella tanto la enfurecía; sabía qué significaba: que deseaba poder cambiarla algún día. Hacer que fuera mejor. Hacer que volviera a ser buena.

   Eliana enarcó una ceja. «Lo siento, Harkan. Las chicas buenas viven poco tiempo.»

   Entonces él se fue.

   El niño mayor, con los brazos alrededor de sus hermanos, la observaba; sintió que un impulso se removía en su interior y la instaba a dejarlos ir. Solo por esta vez. Eso no haría daño a nadie. Solo eran niños, no eran nada.

   Pero los críos no podían mantener la boca cerrada. Si alguna vez alguien se enteraba de que el Terror de Orline, la cazadora favorita de lord Arkelion, había dejado libres a unos traidores...

   —Teníamos miedo de que los hombres malos también se la llevaran —dijo el chico—. Por eso queríamos irnos.

   «Los hombres malos.» Un escalofrío le recorrió el cuello a Eliana. ¿Se refería a los enmascarados del muelle?

   Pero el muchacho no dijo nada más. Ni siquiera intentó huir.

   «Chico listo», pensó Eliana.

   Sabía que no llegaría lejos.

 

   * * *

 

   Al día siguiente por la tarde, Eliana observaba, desde un balcón que daba al patíbulo, a lord Arkelion, en el extremo este de la plaza, reclinado en su trono de respaldo alto y tallado en forma de alas.

   Mientras lo miraba, cruzó los brazos y llevó todo su peso a un lado de la cadera. Intentó hacer caso omiso de la figura vestida con el uniforme rojinegro de Invictus que estaba de pie junto al trono de Su Señoría.

   Desde tan arriba, no podía saber quién era, pero eso no importaba. Con solo ver esa silueta tan familiar se le revolvía el estómago.

   Invictus era una compañía de asesinos que recorría el mundo llevando a cabo las órdenes del Emperador. Desempeñaban los trabajos más peligrosos, los más sangrientos.

   Era solo cuestión de tiempo que la reclutaran. Pensaba en ello cada día, solo para ver si alguna vez la idea dejaba de atemorizarla.

   Por el momento, no había sucedido.

   Seguramente sería Rahzavel quien iría a buscarla. A lo largo de los años, Eliana lo había visto muchas veces en las fiestas de Su Señoría. Él siempre le había pedido un baile. Ella siempre se había visto tentada a rechazarlo al ver su mirada gris y apagada.

   ¡Cómo le hubiese gustado poder hacerlo!

   —Una cazarrecompensas invencible —le había canturreado él al oído el verano pasado, la última vez que habían bailado juntos—. ¡Qué curioso! —Había entrelazado sus fríos dedos con los de ella—. Algún día serás un buen fichaje para nuestra familia.

   Probablemente, cuando Rahzavel fuera a buscarla, ni siquiera la dejaría despedirse de sus seres queridos antes de escoltarla al extranjero, a Celdaria, el corazón del Imperio Eterno y del propio Emperador.

   «Bienvenida, Eliana Ferracora —decía el Emperador en sus sueños más espantosos, sin que su sonrisa se reflejara en aquellos ojos negros—. He oído hablar mucho de ti.»

   Eso sería el fin de la vida que conocía. Se convertiría en miembro de la élite, en una soldado de Invictus.

   Se convertiría, igual que Rahzavel, en una nueva raza de monstruo.

   Sin embargo, ese día aún no había llegado.

   Así que Eliana observó a su alrededor mientras se golpeteaba el brazo con los dedos y esperaba que Su Señoría acabara pronto. Tenía hambre y estaba cansada. Además, Harkan estaba apenado. Cuanto más rato pasasen ahí, más desalentado estaría, esperando de ella algo que no podía darle.

   Arrepentimiento.

   La Guardia Imperial condujo a Quill y al niño mayor hacia el patíbulo, construido sobre las ruinas del templo de santa Marzana, la venerada empuñafuegos del Viejo Mundo: el anterior a la muerte de Rielle, la Reina Sangrienta, y al surgimiento del Imperio.

Hot Books
» House of Earth and Blood (Crescent City #1)
» A Kingdom of Flesh and Fire
» From Blood and Ash (Blood And Ash #1)
» A Million Kisses in Your Lifetime
» Deviant King (Royal Elite #1)
» Den of Vipers
» House of Sky and Breath (Crescent City #2)
» The Queen of Nothing (The Folk of the Air #
» Sweet Temptation
» The Sweetest Oblivion (Made #1)
» Chasing Cassandra (The Ravenels #6)
» Wreck & Ruin
» Steel Princess (Royal Elite #2)
» Twisted Hate (Twisted #3)
» The Play (Briar U Book 3)