Home > Todos mis amigos(16)

Todos mis amigos(16)
Author: Susana Rubio

   —No puedo más —dije en un suspiro.

   —¿Qué te pasa?

   Miré a Hugo y vi que no entendía nada.

   —Me pasa que esto no funciona, lo nuestro no funciona... Yo... Yo no estoy bien.

   Hugo abrió los ojos muy sorprendido y enseguida leí en ellos el dolor que le habían causado mis palabras.

   —Quiero decir que no...

   No sabía cómo explicarlo.

   —¿Que no estás bien? ¿A qué te refieres?

   —Creo que hemos tomado decisiones a la ligera. Esto de vivir juntos no es un juego, ¿sabes?

   ¿Por qué le echaba las culpas a él? Si lo que quería era no hacerle daño lo estaba haciendo realmente mal.

   —Por supuesto que lo sé. No tengo veinte años.

   —Pues a veces lo parece, porque con tantos planes. Que si cine, que si copas, que si musicales, que si cenas...

   Hugo abrió la boca unos segundos, pero la cerró de nuevo. Supuse que no sabía por dónde iban los tiros y la culpa era mía porque no sabía charlar con normalidad con mi pareja. Estaba acostumbrada a Ricardo, con él no había problema porque yo no me quejaba.

   —¿Es por Ricardo? —preguntó de repente, como si me hubiera leído el pensamiento.

   —¿Me lees el pensamiento?

   Joder... joder...

   —Vale, Pe, de puta madre.

   Hugo salió de la cama de un salto y se vistió mientras hablaba.

   —Sabía que te ocurría algo y se me ha pasado por la cabeza en más de una ocasión el pensar que sigues pillada por tu ex... Podrías haber sido sincera antes, ¿no crees? ¿Antes de liarnos de esta manera? ¿Antes de que yo dejara el piso y me instalara aquí?

   —Es que no...

   —¿Has pensado la gracia que me ha hecho a mí meterme en esta cama? Y encima me dices ahora que sigues enamorada de él.

   No me dejó hablar. Hugo ya había sacado sus propias conclusiones que debían surgir de pensamientos que él ya tenía instalados en la cabeza porque no hubo manera de interrumpirlo.

   —Hugo, escúchame.

   —No, escúchame tú. —Me señaló con el dedo y se detuvo unos segundos tras vestirse—. Sabía que cabía esta posibilidad, no soy idiota, pero esperaba de tu parte algo más de... ¿sinceridad? Creo que nunca te he mentido, nunca te he engañado y nunca te he hecho creer cosas que no eran.

   —Hugo...

   Abrió la puerta y la cerró de un portazo.

   —¡Ni me llames! —gritó a través de la puerta—. Ya recogeré mis cosas cuando no estés.

   Dios... ¿Qué había hecho?

   —¡¡¡Mierda!!!

   Peor imposible. Tantos nervios para hablar con él y hacerme entender y al final lo había echado de mi lado con una idea que no era cierta. Ni quería a Ricardo ni esto tenía que ver con él. Tal vez Ricardo estaba presente en el tema del piso porque quería irme de allí por todos aquellos recuerdos que alguna vez asomaban en mi cabeza. Pero Ricardo ya no era nadie para mí. Yo quería a Hugo, sin embargo necesitaba también un tiempo para mí misma que no me había dedicado. Había saltado de una relación a otra. Demasiado precipitado. Tenía que ir asumiendo las cosas con más calma, necesitaba primero conocer un poco más a Hugo y entonces quizá sí dar ese paso tan importante que era el compartir una vida.

   Miré el reloj, era tarde para llamar a nadie y tenía que ir a trabajar, si no Darío tendría una buena excusa para meterse conmigo a pesar de que estaba más suave desde que le dije cuatro cosas bien dichas.

   De camino a la oficina llamé a Hugo, pero no cogió el teléfono.

   Penélope: Hugo, no me he explicado bien. ¿Podemos hablar esta tarde, por favor?

   Lo leyó al momento, no respondió y me enfadé por ello. ¿Qué le costaba decirme algo? Le estaba diciendo que mis palabras no habían sido las más acertadas, pero él pasaba de mí. Genial. Apagué el teléfono y entré en la oficina de mal humor.

   Aquel día tuvimos mucho trabajo y por suerte no pude pensar demasiado en lo que había ocurrido por la mañana.

   —Penélope, ¿te importaría pasar por el despacho para revisar un informe?

   Aquella petición venía del propio jefe y no podía negarme, así que, aunque era mi hora de salir del trabajo, me dirigí hacia su despacho para mirar esos papeles.

   Entre pitos y flautas estuvimos un par de horas y Garrido me lo agradeció diciéndome que al día siguiente podía llegar a media mañana. Al salir vi que tenía varios mensajes de las chicas y una llamada perdida de Noa. La llamé antes de mirar los mensajes mientras esperaba el autobús.

   —¿Penélope? ¿Estás bien?

   Su tono era de preocupación extrema y me extrañó en un primer momento.

   —Eh... Garrido me ha liado a mirar unos informes, ¿por qué? ¿Qué ocurre?

   —Bueno... eso deberías explicármelo tú.

   —No te entiendo.

   Estaba espesa, bastante espesa a esas horas después de revisar todos aquellos números.

   —Esta tarde he pasado por el bar para darle a Fer un par de libros que Enzo me dejó y al salir de allí me he topado con Hugo. Un Hugo de muy mal humor, por cierto...

   —Ya, esta mañana hemos discutido.

   —¿Y qué ha pasado para que me diera las llaves de tu piso?

   —¡¿Cómo?!

   No podía creer lo que estaba oyendo. ¿Que Hugo le había dado las llaves?

   —Pues eso. Me ha dicho que te dijera que se ha llevado lo imprescindible y que ya recogerá el resto cuando pueda. ¿Qué os ha pasado? No me ha dejado ni preguntarle.

   —Madre mía...

   —¿Pe?

   —Se ha ido...

   El autobús se detuvo en la parada y subí por inercia.

   Hugo se había ido del piso, se había llevado sus cosas. Así, sin más.

   —Noa... después te llamo.

Hot Books
» House of Earth and Blood (Crescent City #1)
» A Kingdom of Flesh and Fire
» From Blood and Ash (Blood And Ash #1)
» A Million Kisses in Your Lifetime
» Deviant King (Royal Elite #1)
» Den of Vipers
» House of Sky and Breath (Crescent City #2)
» The Queen of Nothing (The Folk of the Air #
» Sweet Temptation
» The Sweetest Oblivion (Made #1)
» Chasing Cassandra (The Ravenels #6)
» Wreck & Ruin
» Steel Princess (Royal Elite #2)
» Twisted Hate (Twisted #3)
» The Play (Briar U Book 3)